¿Cuáles eran us propósitos iniciales con el sello y en qué medida se ha ido cumpliendo, modificando o ampliando con el transcurso de los años?
Blue Asteroid Records nace en el año 2014 fruto de un momento de transición personal. Acababa de cerrar Café Jazz Naima en Mairena, una pequeña ciudad del Aljarafe sevillano. La crisis del 2008 clavaba sus garras sobre nosotros con fuerza y era complicado mantener dos clubs de jazz a la vez; el otro, estaba en pleno centro de Sevilla (y digo bien con “estaba”, porque acabo de cerrarlo después de casi 24 años). Tan sólo pronunciar la palabra jazz, sabes que más de uno y de dos (mil) van a salir corriendo.
Necesitaba, eso que ahora está muy de moda, reinventarme. Desde Jazz Naima en Sevilla, pasaban delante de mí un plantel de músicos tocando jazz de forma impresionante, cada vez más y más jóvenes. Desde Málaga, surgía un movimiento de músicos igualmente atractivo, con lo que se me ocurre crear un proyecto que aunara estas experiencias con mi gran afición al coleccionismo de discos.
Mi propósito era registrar lo que estaba ocurriendo, dejar huella de mi momento y el de ellos. Esta idea de partida ha ido, lógicamente, evolucionando. Conforme han ido transcurriendo los años, y después de las experiencias con Jazz Naima, programando diariamente jazz en directo, la visión del planteamiento inicial cambia. La invasión turística tuvo un papel, en un principio, sanador (económicamente hablando), pero conforme se implantó en nuestro país el modelo hostelero como único emprendimiento posible, la competencia y la subida de precios de alquileres de locales, así como un creciente desequilibrio de los costes versus ingresos hicieron que las propuestas, digamos culturales, que los clubs de jazz tuviéramos serios problemas para subsistir. Esto no es nuevo, ni tan sencillo, hay muchas más variables, sería para escribir un libro.
Todo esto es trasladable a los sellos, y de esta forma, si quieres editar discos tienes que convertir el tinglado en algo que se autogestione y dé réditos. Vender algo no es fácil, vender discos de jazz es de locos. Al final tienes una empresa, eres autónomo, los problemas van inherentes a los proyectos que emprendes. El cansancio hace mella y después de algunas ediciones y del agotamiento con el proyecto Jazz Naima (desde 1996) y toda la coyuntura que le rodea, paso por muchas crisis, aunque sigo hacia adelante. Encuentro distintas formas de hacer regresar el dinero invertido, aunque para ello es clave la figura de la distribuidora Discmedi con Santiago Desongles al frente, sin él esto no sería presente.
Mis propósitos siguen vigentes, difundir la música jazz, y de manera más acentuada, la que se hace en Andalucía. Vivir de ello… el añadido al punto de partida. Vamos a por ello.
¿Qué otros sellos internacionales, de jazz u otros géneros, te sirven de referente? ¿Por qué?
En realidad, he tenido siempre claro, que nuestra etiqueta tenía que ser identificada estéticamente con rapidez. Mis grandes referencias (como las de muchos aficionados) son: ECM, Impulse! o CTI, y por supuesto, Blue Note. Sus catálogos están repletos de referencias con elementos que definen sus ediciones, son identificadas claramente como un disco ECM o un trabajo CTI. Me gusta esa idea, respalda hasta su propio nombre, “sello”. Hay grandes artistas detrás de un trabajo, diseñadores como Reid Miles o el propio Andy Warhol definen una época de Blue Note. Actualmente, por ejemplo, puedes estudiar la trayectoria artística de las portadas del sello de Manfred Eicher a través de sus 40 años de existencia. La colaboración de éste con Barbara Wojirsch y Dieter Rehm a lo largo de muchos años, o la actual con Jan Jedlička, definen una época en la historia de cómo ilustrar carpetas de discos en la etiqueta alemana, y en la historia del jazz. Me parece muy interesante la complicidad entre artistas y productores y/o editores, esa conexión que lograban Creed Taylor, Norman Granz, Eicher o Alfred Lyon.
Entiendo un disco como una obra artística en su conjunto. Diseño gráfico, fotografía, ilustración, maquetación…son elementos que añaden valor al resultado final. Por supuesto, la música es la principal exigencia. Para ello, desde el principio colaboramos con el equipo de diseño El Golpe, en Sevilla, dirigido por Fernando Infante, todos los trabajos los planteamos juntos, de esta forma aseguramos nuestro “sello”. Las primeras ediciones tuvieron un gran protagonismo del profesional de la imagen Guillermo García, un trabajo desde mi punto de vista insuperable. Poco a poco, he ido introduciendo otros artistas y actualmente trabajo mucho con el ilustrador Raúl Guridi.
¿Cuáles son los criterios, musicales u organizativos (que sean de la provincia, que posean un bagaje determinado, que actúen a menudo…), para que un artista o grupo forme parte de tu sello?
Como he apuntado al principio, procuramos que el proyecto contenga al menos un músico andaluz. No es condición indispensable, pero sí nuestro referente.
Por otra parte, elijo con cuidado la propuesta musical. Me gusta mucho descubrir a jóvenes intérpretes, su transmisión de nuevos conceptos, sinergias, planteamientos con personalidad…
De todas formas, el abanico de estilos forma parte de nuestra idiosincrasia: manouche, swing, hardbop, fusión, jazz flamenco, tradición…
Creamos una serie, la llamé Serie Magma. Si un asteroide viene como un agente externo hacia nosotros, que estos trabajos partieran de dentro (imagen figurativa del origen del magma). Asteroid, como segundo término de nuestro nombre, hace referencia a la difícil trayectoria del cuerpo celeste, determinada, por los objetos y obstáculos que encuentra en su camino. Un símil con la música jazz y su devenir con la improvisación de las notas, y la dependencia de cada músico para con el resto en el resultado final, el aquí y el ahora de la creación, todo depende de todos, como un asteroide, dependiendo de por donde camine, así será influenciado en su trayectoria, y a la vez, él determina e influye en las de los demás. Por supuesto Blue, es un sincero y humilde homenaje a Blue Note.
La Serie Magma, parte del jazz en cuanto a contener música improvisada, con mucho contenido instrumental, la diferencia radica en que en “Magma” abrazamos la electrónica, el progresivo, el rock alternativo, … cualquier cosa, pero, con desarrollo instrumental y aunque sea, débilmente, pinceladas de algo que se acerque a la música improvisada.
¿Existe en nuestro país una masa crítica de personas y un circuito propio de jazz (salas, promotoras, medios, estudios, bandas…) que permitan hacer viable la existencia de sellos de jazz?
Pues no. Claro que, depende de con qué época la comparemos. Si lo hacemos con los años 80 o 90 la respuesta es otra, ha cambiado mucho y existe cierto circuito y puedes contar con algunas salas.
En Andalucía, en concreto, habría que destacar las asociaciones, prácticamente han surgido una por cada provincia (en Sevilla ASSEJAZZ), las Universidades tienen sus instituciones dedicadas a la promoción cultural (CICUS en Sevilla) que programan jazz. La Universidad de Sevilla tiene su propio Festival. Cada ciudad tiene un Festival de Jazz, aunque sea con poco presupuesto. Hay más escuelas (CAMM en Málaga) e incluso en el Conservatorio de Sevilla hay por fin especialidad en jazz. Los Teatros…
Nada que ver con la realidad de hace unos años, pero insuficiente. De todas formas, estamos hablando de una música minoritaria, no nos quejemos y seamos realistas. La desaparición de Cuadernos de Jazz, fue para todos los aficionados de nuestra música, una desgracia. Pero aún quedan iniciativas, como esta de “Más Jazz”.
Hay innumerables publicaciones de libros dedicados al jazz, antes impensables, y muchas emisoras con programas (hasta yo mismo tengo uno, se llama Miles de Huejazz en Onda Local Andalucía).
Habría que destacar el papel de las redes sociales como Facebook, como vehículo claro de difusión de conciertos, artículos, noticias, … que ayudan bastante a seguir adelante.
Por supuesto, inherente a todo este círculo el papel de los estudios de grabación, sin ellos y sus técnicos, los discos no existirían, al menos con la calidad de sonido adecuado. La proliferación de éstos es evidente, ayudado en parte por el abaratamiento que con los años se ha producido a la hora de enfrentarte a una producción discográfica.
¿Complementas el sello con actividades adicionales (promotor, programador, editor…)? ¿Por qué?
Pues sí, paralelamente a Blue Asteroid Records nació Factoría Jazz. Promotora dedicada a la programación y producción de conciertos de música jazz. Ha estado elaborando una programación diaria en el club Jazz Naima Sevilla desde 2014. Ahora que ha cerrado, comienza una andadura paralela a su sello Blue Asteroid Records. Sería absurdo desaprovechar todas las posibilidades que, contactos, amistades, músicos y aficionados pueden aportar para seguir difundiendo el jazz y vivir de ello.
Habría que añadir que la existencia de esta pregunta en sí misma da a entender algo evidente, la crisis de la industria discográfica, la distribución digital, las descargas en streaming, Spotify, la utilización como una parte más de la fisionomía del móvil, conlleva un hundimiento evidente del acto de la compra de discos. El resurgimiento del vinilo y la visión del formato cd como algo ya, digamos, con solera, retro, puede ayudar en parte, pero no deja de ser una minoría, eso sí encantadora.
Y digo yo, si unimos la “teoría de los seis grados de separación” por la cual, podemos acceder a cualquier persona de este planeta a través de una cadena de no más de 6 personas , con dos datos más ( somos 7.000 millones de personas y necesitamos vender una media de 1000 copias de cada título, como mínimo, para que esto sea rentable), tenemos el siguiente dilema: Necesitamos muchos contactos para llegar a 1.000 personas que entre 7.000 millones de ellas, quieran comprar un disco de jazz hecho en Andalucía. Por otro lado, entre tanta gente, ¿no va a haber 1000 locos dispuestos a comprarnos un disco? No me lo creo, seguro que sí. Sólo hay 6 grados de separación.
Publicada originalmente como entrevista con Jaime Bajo, subdirector de la revista Más Jazz
Mayo 2020